Sabrina Seltzer, directora de Transferencia y Emprendimiento del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey, y Diego Pasjalidis, director del programa Ticmas Academy fueron los invitados de la primera “Ticmas Talk” del 2024 y hablaron de los desafíos del lifelong learning.


Sabrina Seltzer (Tec de Monterrey) y Diego Pasjalidis. (Ticmas Academy)
En 2024, la educación tiene como eje central la transformación efectiva a las aulas. Ya no alcanza con la forma tradicional en la que se cumplía un ciclo cuando el estudiante universitario se graduaba y salía al mundo del trabajo para no volver a capacitarse. Hoy la etapa universitaria no concluye con la obtención de un título de grado, sino que el aprendizaje continuo se volvió crucial en la vida de todos los profesionales. Es imprescindible, entonces, adquirir habilidades digitales que permitan alcanzar el éxito profesional y laboral.
Este es el marco desde donde se planteó el primer webinar de ciclo Ticmas Talks en el que participaron Sabrina Seltzer, directora de Transferencia y Emprendimiento del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey, y Diego Pasjalidis, director del programa Ticmas Academy. Los dos referentes hablaron de los desafíos del lifelong learning, tanto desde el punto de vista de los estudiantes como de los docentes y las instituciones.
Antes de comenzar el encuentro, Seltzer anticipó cómo será el IFE Conference, el evento educativo del Tec que comienza el martes próximo y que reúne a grandes figuras de diferentes ámbitos para pensar la enseñanza y el aprendizaje, y que con nuevo nombre —antes era el Congreso Internacional de Innovación Educativa— lleva ya diez años de experiencia.
“Es el evento más importante en términos de innovación educativa del mundo hispanoparlante”, dijo Seltzer, “y va a ser en nuestro campus de la ciudad de Monterrey del Tecnológico de Monterrey del 23 al 25 de enero. Esperamos unas 3.500 personas de forma presencial más otras 1.500 desde el espacio virtual”. El IFE Conference aborda diferentes áreas como tendencias educativas, el uso de tecnologías en educación, innovación en organizaciones de la sociedad civil, habrá summits de política educativa, de inteligencia artificial en educación y por segundo consecutivo también se realizará el summit de EdTech y un EdTech park con más de veinte emprendimientos educativos de la región.
Sabrina Seltzer, directora de Transferencia y Emprendimiento del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey. (Foto: Mercedes Conte)
Una educación para toda la vida
Pensar el futuro de la educación en una época en que el imaginario está impregnado por la incertidumbre que puede provocar la tecnología, supone un doble desafío: qué, cuándo, cómo será ese futuro, cómo se puede preparar a los estudiantes a hacerle frente. Y, en ese sentido, la pregunta es cómo llevar la educación a lo largo de la vida a que se convierta en un camino sólido pero a la vez flexible.
—Este es uno de los temas de investigación y de acción del Instituto para el Futuro de la Educación —comenzó Sabrina Seltzer—. Muchas veces hablamos de un currículum de sesenta años, en el entendido de que las fronteras entre las instituciones educativas y los momentos en los que estudiamos cada vez son más difusos. Nuestra mirada, en el caso de los estudiantes de la educación formal, tiene que ver con que la colaboración con la institución es de largo término y los puede acompañar a lo largo de todo el proceso, ya sea actualizando lo que hacen, generando nuevas habilidades y competencias, que también pueden ir cambiando según las necesidades personales y del entorno. Y, por otro lado, también debemos acostumbrarnos a la flexibilidad. Por ejemplo, no es necesario ir a una universidad para desarrollar competencias: hay un montón de otras opciones. A veces son plataformas o recursos abiertos de educación, que te permiten armar ese currículum. Las instituciones tradicionales están pensando en los modelos para acompañar a una persona a lo largo de la vida y a la vez en cómo se colabora y se complementa la formación con otro tipo de instituciones, de recursos o de plataformas que nos permita seguir formándonos.
—No es menor lo que comenta Sabrina —sumó Diego Pasjalidis— sobre colaborar y saber que cada institución tiene un rol distinto desde hoy hacia futuro. Las empresas EdTech son puentes, facilitadores, aceleradores porque el mercado así lo demanda. El aprendizaje continuo nos permite mantenernos valiosos. Ese es el desafío. Hoy la inteligencia artificial está en manos de los alumnos y, a partir de ellos, los profesores y las instituciones tenemos que adecuarnos a esa forma de estudiar y de pensar. Pero también están los consumidores: con el poder que se les dio a emprendedores y consumidores se empieza a crear valor en el mercado y a desafiar a las organizaciones tradicionales. Esto hace que, como el cazador y la presa, los dos se levanten más temprano y tengan que correr más rápido. Eso es lo que nos está pasando con la tecnología.
» Perdón por otra analogía, pero voy a usar a los Tres Chiflados. En algún momento estaban haciendo el servicio militar cuando ocurre una guerra y el general pone a los soldados en fila y dice que aquellos que quieran ir como voluntarios, que den un paso al frente. Los Tres Chiflados no querían ir y se quedaron quietos, pero el resto dio un paso atrás y, por ende, la decisión de ellos, que fue no hacer nada —podríamos decir: ser conservadores—, los afectó. Nosotros tenemos que evolucionar con la velocidad que requiere el mercado, que es la velocidad de nuestros colegas y colaboradores. De ahí viene el desafío de mantenernos valiosos como seres humanos y profesionales.
Diego Pasjalidis, director del programa Ticmas Academy de la experiencia educativa Ticmas.
—Los dos mencionaron la tecnología. Los desarrollos tecnológicos que se usan en educación, como la inteligencia artificial o blockchain, no surgieron pensando en ser usados en la educación. ¿Cómo sería, entonces, una forma segura o propicia para incorporarlos en el salón de clases? Y junto a eso: ¿existen métricas que puedan mostrar resultados de mejora de aprendizaje?
—Es una pregunta que todos los que trabajamos en educación nos seguimos haciendo —dijo Seltzer—. Con respecto a Blockchain, el Tec de Monterrey emite todos tus certificados y diplomas en blockchain. No somos los únicos, claro. En general, las tecnologías no están pensadas para la educación; sin embargo —y cada vez más rápidamente— llegan a la educación. Diego decía que nuestros estudiantes llegan con la costumbre de usar estas tecnologías. Las y los docentes que eventualmente venimos de otra generación empujamos porque son los estudiantes los que nos empujan. Pero creo que, desde el lado de los educadores o las instituciones educativas, tenemos que revisar “para qué”.
» En el “para qué” tenemos que saber qué edad tienen nuestros estudiantes, cuáles son los procesos y cuál es el desarrollo cognitivo que esperamos que pasen durante este proceso. No es lo mismo la adopción de tecnologías en preescolar o en los primeros años de educación básica que en secundaria, preparatoria o en la educación de adultos y adultas. Lo primero que hay que hacer para adoptar tecnologías de una manera consciente y pertinente es revisar qué habilidades quiero desarrollar, qué competencias y si para ello me ayuda el uso de alguna tecnología.
» En cuanto a métricas, es difícil. Tenemos a disposición muchas tecnologías pero no necesariamente sabemos si funcionan en términos pedagógicos o didácticos. A veces está bueno decir que en la sala de clases se usa no-sé-qué, pero ¿hay evidencia científica de que mejora los procesos de enseñanza-aprendizaje? Acá me pongo el sombrero del Instituto y parte de la tarea de quienes hacemos investigación es recopilar evidencia científica de los resultados del uso de las tecnologías. Si esperamos que una aplicación tenga mejores resultados en el aprendizaje de matemática, por ejemplo, hay que ver cuáles son las calificaciones que se obtienen o se hará una evaluación de los experimentos, o se mirará en los tiempos de adopción de ciertas habilidades o conocimientos. Ahí hay un rol importante de quienes hacemos investigación en innovación educativa, para ayudar a las instituciones a tomar decisiones en la adopción. Hay algunas organizaciones que lo hacen a nivel público, como Summa, que tiene base en Chile.
» Yo doy charlas sobre inteligencia artificial y educación, y muchas veces hablamos de la adopción de la tecnología como parte del uso de la enseñanza-aprendizaje, pero cuando hablamos de tecnología educativa tenemos que hacer referencia a tres ámbitos que me gusta mencionar: nosotros podemos aprender con inteligencia artificial —que tiene que ver con el uso de la tecnología en las salas de clase—, podemos aprender sobre —esto es aprender qué herramientas y habilidades les estamos dejando a nuestros estudiantes—, y aprender para —que tiene que ver con que la inteligencia artificial está cambiando la forma de hacer las cosas en los diferentes sectores productivos y demás—. A veces hacemos mucho hincapié en cómo usamos las tecnologías, pero hay otras habilidades y competencias que tenemos que utilizar a raíz de este desarrollo tecnológico.
—Estoy completamente de acuerdo —siguió Pasjalidis— y, como somos una EdTech que nació digital, nuestro modelo es 100% basado en datos. Lo importante de ese modelo es cómo se utilizan los datos. Por ejemplo, podemos medir las habilidades socioemocionales. Aunque parezca raro, porque podríamos decir que de un alumno vemos el tiempo de atención, los temas que repasa algún o cuántas veces repite algo si se equivoca, también podemos observar el grado de resiliencia a través de la inteligencia artificial, el uso de las palabras, si hace una comprensión creativa de la lectura. Todos compartimos la pasión de estar frente a un aula con 30, 40 o 50 alumnos: a partir del uso de métricas podemos saber en qué somos diferentes, cuál es la forma de aprender de cada uno, podemos cruzar indicadores y entender incluso cuál podría ser la mejor carrera para un estudiante.
» Las métricas en el mundo digital son todos. No solamente para ayudar al docente, sino también para personalizar la experiencia de cada estudiante. Pero la tecnología es como un martillo: unos lo usan para construir y otros para destruir. La tecnología penetra en nuestras paredes y nos obliga a pensar y a innovar permanentemente. Hoy un alumno no nos compara solamente con otras universidades o plataformas: hoy el “consumidor” nos compara con una red social, con la experiencia de formarse con un profesor a través de YouTube o TikTok. Hoy estamos convergiendo a un nuevo modelo que todavía no podemos definir bien, pero está pasando. Existe la Nueva Escuela en México, hay métodos como Singapur, hay que estar al tanto y tratar de tomar lo mejor. ChatGPT tiene un año: imagínense lo que va a ocurrir dentro de los próximos dos o tres años, cuánto se va a profundizar, qué cosas nuevas van a surgir y cuánto nos va a demandar el mercado. Ya no hablamos solo de conocimiento sino del uso creativo de la inteligencia. Se abren todos los interrogantes.
—Un detalle sobre la evaluación —siguió Seltzer—. Yo creo que ahí está lo fundamental del rol docente. Vuelvo a esto que decíamos con el uso de la tecnología, que hablábamos de relevar qué habilidades y competencias quiero desarrollar en los estudiantes: también nos va a dar luces de cómo tiene que ser la evaluación y qué es lo que voy a evaluar. Entonces, pasamos de una evaluación tradicional de puramente contenidos a una de qué hacemos con esos contenidos. Ahí las competencias de las que siempre hablamos, que tienen que ver con creatividad, liderazgo, resolución de problemas y conflictos, colaboración, trabajo en equipo, resiliencia y demás, son las que van a aparecer de una manera más importante o masiva cuando evaluemos.
» Es importante acompañar a las y los docentes a que estén involucrados en los cambios de los procesos de educación. Nosotros, que eventualmente veníamos acostumbrados a evaluar de una cierta manera, vemos que cambia y que no cambia nada más la hoja de evaluación, si no que cambia, como bien decía Diego, el qué y el para qué. Hay que tener a la mano las habilidades, competencias y conocimientos que queremos generar y de ahí ver dónde y cómo aplicamos tecnología, y dónde y cómo vamos a evaluar.